Multiplicar espacios de encuentro

Para propiciar el intercambio de material de lectura, proponer cuestiones vinculadas con el desarrollo de la materia, socializar textos, compartir guías y trabajos, dar curso a las dudas y construir conocimientos...aquí entonces, nuestro blog.

miércoles, 23 de junio de 2010

El Estado y la Revolución. V. Lenin (1917)


CAPITULO I
LA SOCIEDAD DE CLASES Y EL ESTADO
1. EL ESTADO, PRODUCTO DEL CARACTER IRRECONCILIABLE DE LAS
CONTRADICCIONES DE CLASE
Ocurre hoy con la doctrina de Marx lo que ha solido ocurrir en la historia repetidas
veces con las doctrinas de los pensadores revolucionarios y de los jefes de las clases
oprimidas en su lucha por la liberación. En vida de los grandes revolucionarios, las
clases opresoras les someten a constantes persecuciones, acogen sus doctrinas con la
rabia más salvaje, con el odio más furioso, con la campaña más desenfrenada de
mentiras y calumnias. Después de su muerte, se intenta convertirlos en iconos
inofensivos, canonizarlos, por decirlo así, rodear sus nombres de una cierta aureola de
gloria para "consolar" y engañar a las clases oprimidas, castrando el contenido de su
doctrina revolucionaria, mellando su filo revolucionario, envileciéndola. En semejante
"arreglo" del marxismo se dan la mano actualmente la burguesía y los oportunistas
dentro del movimiento obrero. Olvidan, re legan a un segundo plano, tergiversan el
aspecto revolucionario de esta doctrina, su espíritu revolucionario. Hacen pasar a
primer plano, ensalzan lo que es o parece ser aceptable para la burguesía. Todos los
socialchovinistas son hoy -- ¡bromas aparte! -- "marxistas". Y cada vez con mayor
frecuencia los sabios burgueses alemanes, que ayer todavía eran especialistas en
pulverizar el marxismo, hablan hoy ¡de un Marx "nacional-alemán" que, según ellos,
educó estas asociaciones obreras tan magníficamente organizadas para llevar a cabo la
guerra de rapiñal!
Ante esta situación, ante la inaudita difusión de las tergiversaciones del marxismo,
nuestra misión consiste, ante todo, en restaurar la verdadera doctrina de Marx sobre el
Estado. Para esto es necesario citar toda una serie de pasajes largos de las obras
mismas de Marx y Engels. Naturalmente, las citas largas hacen la exposición pesada y
en nada contribuyen a darle un carácter popular. Pero es de todo punto imposible
prescindir de ellas. No hay más remedio que citar del modo más completo posible
todos los pasajes, o, por lo menos, todos los pasajes decisivos, de las obras de Marx y
Engels sobre la cuestión del Estado, para que el lector pueda formarse por su cuenta
una noción del conjunto de las ideas de los fundadores del socialismo científico y del
desarrollo de estas ideas, así como también para probar documentalmente y patentizar
con toda claridad la tergiversación de estas ideas por el "kautskismo" hoy imperante.
Comencemos por la obra más conocida de F. Engels: "El origen de la familia, de la
propiedad privada y del Estado", de la que ya en 1894 se publicó en Stuttgart la sexta
edición. Conviene traducir las citas de los originales alemanes, pues las traducciones
rusas, con ser tan numerosas, son en gran parte incompletas o están hechas de un
modo muy defectuoso.
"El Estado -- dice Engels, resumiendo su análisis histórico -- no es, en modo alguno,
un Poder impuesto desde fuera a la sociedad; ni es tampoco 'la realidad de la idea
moral', 'la imagen y la realidad de la razón', como afirma Hegel. El Estado es, más
bien, un producto de la sociedad al llegar a una determinada fase de desarrollo; es la
confesión de que esta sociedad se ha enredado con sigo misma en una contradicción
4
insoluble, se ha dividido en antagonismos irreconciliables, que ella es impotente para
conjurar. Y para que estos antagonismos, estas clases con intereses económicos en
pugna, no se devoren a sí mismas y no devoren a la sociedad en una lucha estéril,
para eso hízose necesario un Poder situado, aparentemente, por encima de la sociedad
y llamado a amortiguar el conflicto, a mantenerlo dentro de los límites del 'orden'. Y
este Poder, que brota de la sociedad, pero que se coloca por encima de ella y que se
divorcia cada vez más de ella, es el Estado" (págs. 177 y 178 de la sexta edición
alemana).
Aquí aparece expresada con toda claridad la idea fundamental del marxismo en
punto a la cuestión del papel histórico y de la significación del Estado. EI Estado es el
producto y la manifestación del carácter irreconciliable de las contradicciones de clase.
El Estado surge en el sitio, en el momento y en el grado en que las contradicciones de
clase no pueden, objetivamente, conciliarse. Y viceversa: la existencia del Estado
demuestra que las contradicciones de clase son irreconciliables.
En torno a este punto importantísimo y cardinal comienza precisamente la
tergiversación del marxismo, tergiversación que sigue dos direcciones fundamentales.
De una parte, los ideólogos burgueses y especialmente los pequeñoburgueses,
obligados por la presión de hechos históricos indiscutibles a reconocer que el Estado
sólo existe allí donde existen las contradicciones de clase y la lucha de clases,
"corrigen" a Marx de manera que el Estado resulta ser el órgano de la conciliación de
clases. Según Marx, el Estado no podría ni surgir ni mantenerse si fuese posible la
conciliación de las clases. Para los profesores y publicistas mezquinos y filisteos -- ¡que
invocan a cada paso en actitud benévola a Marx! -- resulta que el Estado es
precisamente el que concilia las clases. Según Marx, el Estado es un órgano de
dominación de clase, un órgano de opresión de una clase por otra, es la creación del
"orden" que legaliza y afianza esta opresión, amortiguando los choques entre las
clases. En opinión de los políticos pequeñoburgueses, el orden es precisamente la
conciliación de las clases y no la opresión de una clase por otra. Amortiguar los
choques significa para ellos conciliar y no privar a las clases oprimidas de ciertos
medios y procedimientos de lucha para el derrocamiento de los opresores.
Por ejemplo, en la revolución de 1917, cuando la cuestión de la significación y del
papel del Estado se planteó precisamente en toda su magnitud, en el terreno práctico,
como una cuestión de acción inmediata, y además de acción de masas, todos los
socialrevolucionarios y todos los mencheviques cayeron, de pronto y por entero, en la
teoría pequeñoburguesa de la "conciliación" de las clases "por el Estado". Hay
innumerables resoluciones y artículos de los políticos de estos dos partidos saturados
de esta teoría mezquina y filistea de la "conciliación". Que el Estado es el órgano de
dominación de una determinada clase, la cual no puede conciliarse con su antípoda
(con la clase contrapuesta a ella), es algo que esta democracia pequeñoburguesa no
podrá jamás comprender, La actitud ante el Estado es uno de los síntomas más
patentes de que nuestros socialrevolucionarios y mencheviques no son en manera
alguna socialistas (lo que nosotros, los bolcheviques, siempre hemos demostrado),
sino demócratas pequeñoburgueses con una fraseología casi socialista.
De otra parte, la tergiversación "kautskiana" del marxismo es bastante más sutil.
"Teóricamente", no se niega ni que el Estado sea el órgano de dominación de clase, ni
que las contradicciones de clase sean irreconciliables. Pero se pasa por alto u oculta lo
siguiente: si el Estado es un producto del carácter irreconciliable de las contradicciones
5
de clase, si es una fuerza que está por encima de la sociedad y que "se divorcia cada
vez más de la sociedad", es evidente que la liberación de la clase oprimida es
imposible, no sólo sin una revolución violenta, sino también sin la destrucción del
aparato del Poder estatal que ha sido creado por la clase dominante y en el que toma
cuerpo aquel "divorcio". Como veremos más abajo, Marx llegó a esta conclusión,
teóricamente clara por si misma, con la precisión más completa, a base del análisis
histórico concreto de las tareas de la revolución. Y esta conclusión es precisamente --
como expondremos con todo detalle en las páginas siguientes -- la que Kautsky . . . ha
"olvidado" y falseado.

Marx , Weber y Durkheim: Los clásicos en Sociología